
Normas para niños: para que las visitas de animales sean relajadas
¡La emoción es grande, porque hoy viene un conejo a la guardería! Nada más entrar, se oyen gritos como «¿Puedo cogerlo?» o «¡Yo primero!». Pero en cuanto el animal se sienta en la manta, de repente se hace el silencio. Los niños, que hace un momento estaban gritando, ahora susurran. Se inclinan lentamente, observan y respiran suavemente. Un animal puede cambiar el ambiente, pero solo si se siente seguro.
Calma en lugar de bullicio: el animal como invitado
Ya sean conejos, cobayas o perros de terapia, los animales dan vida a las salas de grupo.
Sin embargo, también necesitan espacios seguros.
Para los niños, a menudo es una experiencia nueva que no sean ellos, sino el animal, el centro de atención.
Importante para los educadores:
- Una visita de animales no es una demostración. Es una invitación a guardar silencio y observar.
- El animal puede volver a su jaula, pajarera o bolsa de transporte en cualquier momento, sin discusión.
- Las conversaciones sobre el «lenguaje animal» ayudan a los niños a comprender por qué retirarse es normal y necesario.
5 normas adaptadas a los niños para los encuentros con animales 🧩
Esta visión general ayuda a preparar a los niños para los contactos con animales: con calma, atención y alegría.
Las reglas son fáciles de recordar y fomentan la empatía y la responsabilidad.

Un pequeño cambio de perspectiva
Los niños aman a los animales, pero también deben aprender que amar a veces significa mantener la distancia.
Muchos educadores informan de que los proyectos con animales no solo transmiten conocimientos, sino que también fomentan la autorregulación. Los niños que de otro modo estarían inquietos se quedan muy quietos al observar.
Un niño dijo una vez:
«No quiero que tenga miedo. Así que prefiero estar callado».
Esta frase demuestra que la empatía comienza donde reconocemos nuestro impacto.
Para el día a día en la guardería o la escuela
- Los rituales ayudan: «Antes de la visita del animal, hay que hacer silencio: el animal oye con los oídos, no con los ojos».
- Preparar las visitas de animales con regularidad: mostrar pequeñas fotos, hablar del comportamiento.
- Dejar que los niños formulen sus propias «reglas para los animales»: dibujarlas o escribirlas en tarjetas.
💡 Consejo extra:
Crear un «libro de visitas de animales» en la institución en el que los niños escriban dibujos, observaciones y momentos favoritos. De este modo, la experiencia permanece viva y se convierte en un recuerdo compartido.
Conclusión
Una visita de animales no es un evento, sino una oportunidad para aprender sobre la consideración, la responsabilidad y la compasión.
Cuando los niños experimentan que el silencio crea seguridad, desarrollan una comprensión que va mucho más allá de este día. 💚
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Los refugios son el corazón de un hogar seguro. Ofrecen protección, tranquilidad y orientación. Los animales a los que se les permite retirarse muestran un comportamiento más natural y se vuelven más confiados, sin ninguna presión. Los niños aprenden así que la confianza crece en el silencio.